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Entrevista Laia Vidal

LAIA VIDAL

GINECÓLOGA Y OBSTETRA

“No llamar a la violencia por su nombre solo retrasa su diagnóstico y tratamiento”

LAIA VIDAL

GINECÓLOGA Y OBSTETRA

“No llamar a la violencia por su nombre solo retrasa su diagnóstico y tratamiento”

Sobrina de Adela Vidal, referente en la década de los años 80 en el parto en casa y en el agua, Laia Vidal (Palafrugell, 1988) es divulgadora, ginecóloga y obstetra especializada en alto riesgo. Desde el sistema trabaja de manera incansable por el parto respetado.

Desde pequeña, recuerdo tener ganas de ser médico, creo que la idea de ayudar a la gente siempre me había atraído. Recuerdo, de adolescente, imaginarme como la típica doctora del pueblo que conoce a todo el mundo y todo aquello que les pasa en sus vidas y las de sus familias. Una vez empiezas la carrera, elegir especialidad es algo, desde mi punto de vista, bastante innato; sonará extraño, pero en mi caso fue algo así como una llamada, como si supieras que estás hecho para ser eso. ¿Por qué obstetricia? Mi tía, Adela Vidal, era una de las referentes del parto en casa y parto en agua en España. Hace 30 años, cuando ella empezó, eso era algo inaudito en nuestro país. Creo que tenerla cerca, oír hablar de la creación de la vida y todas las emociones que transmitía cuando hablaba de su trabajo fue lo que decantó la balanza hacia esa especialidad. El alto riesgo… pues sencillamente va implícito en ser médico y dedicarte a esta especialidad. Soy una persona que nunca se queda tranquila sin un por qué detrás de una pregunta. Divulgar me da un espacio para compartir mi conocimiento, creo que sería egoísta guardármelo todo para mi. Creo que compartir solo puede hacernos crecer.

¿Existe la violencia obstétrica?
Por descontado, no tengo ninguna duda.

¿Qué es exactamente la VO?
Yo entiendo por violencia obstétrica toda aquella práctica o conducta durante el embarazo, parto o posparto que por acción u omisión es violenta o percibida como tal por la paciente.  Estos actos, sean o no conscientes, constituyen una violación de los derechos de la mujer. La violencia obstétrica radica en la presencia del machismo y paternalismo instaurado en nuestra sociedad y especialmente en la medicina. Históricamente en la Obstetricia se ha permitido el menosprecio de las emociones o síntomas de la mujer, infantilizándola y privándola de la toma de decisiones, dando lugar a intervencionismo forzado, con coerción, el uso de prácticas proscritas o innecesarias que puede incluso llegar a rozar en ocasiones la violencia física o emocional.

¿Los sanitarios también sois víctimas de violencia obstétrica?
Creo que parte de esta violencia es institucional, haciendo que los profesionales seamos a la vez víctimas de un sistema que hace más proclive la aparición de esta violencia. La falta de número de profesionales necesarios para atender correctamente, impidiendo ofrecer buen acompañamiento (one-to-one), la falta de tiempo en consulta, la falta de camas o espacios dignos, la sobrecarga asistencial… son parte pasiva de la aparición violencia obstétrica y, tanto pacientes como profesionales, somos víctimas de esta parte de la violencia.

En cambio, en verano el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos rechazaba el uso de la palabra VO. ¿Qué opinas?
En su momento ya me posicioné absolutamente en contra de su opinión. Creo que no llamar a la violencia por su nombre, independientemente de que ese término pueda incomodarnos, igual que en medicina, solo retrasa su diagnóstico y tratamiento.

Tu trabajas en el sistema y la has visto ejercer. ¿Qué es lo más complicado de ello?
Para mi, como obstetra, lo más complicado es justamente el día que abres los ojos y te das cuenta de que existe. Al principio quieres ponerte de nuevo la venda en los ojos, buscas excusas o intentas apoyarte en lo bueno que hacemos para negar su existencia. Pero a la que te quitas la venda de los ojos una vez, no hay vuelta atrás. Allí está, y desde ese momento, no puede evitar reconocerla en muchas de las cosas que se hacen a diario en los paritorios. 

El primer paso para erradicarla es que los profesionales de la salud reconozcáis que existe y que en vuestros centros se ejerce. ¿Existe una reacción a la defensiva de los sanitarios? ¿Por qué?
Creo que muchos de nosotros nos hemos formado y crecido como profesionales en un sistema que nos ha inculcado el rol de “héroes y salvadores”. Solo hay que ver, por ejemplo, como se nos trató a los sanitarios en la primera ola del Covid.

Cuando te dan ese papel y posteriormente te acusan de hacer algo mal (aplicar ¡violencia! en una sala de partos…) te sientes atacado y herido. Principalmente porque, como ya he dicho, muchas de estas conductas son heredadas e inconscientes.

Todos cometemos errores, pero es la forma en la que nos enfrentamos a ellos la que hace que aprendamos o nos quedemos estancados sin posibilidad de avanzar. No obstante, si reconocemos nuestro error e intentamos cambiar la situación, los sentimientos de malestar iniciales, dan lugar a la sensación de responsabilidad y de control de la situación.

"Creo en el poder de decisión de la madre, así que con todas los riesgos y beneficios encima de la mesa, es ella la que debería tomar la decisión y no un protocolo aplicable de forma indiscriminada a todas las gestantes."

En tiempos de covid, ha habido una regresión y un incremento de prácticas que responden a VO. ¿Cómo lo has vivido?
En un sistema sobresaturado, con peor infraestructura y con muchos frentes abiertos y dudas a nivel científico, es un escenario perfecto para la regresión. Es un escenario de “todo vale” por miedo e inseguridad.

Durante este tiempo, muchas de nosotras (especialmente profesionales implicadas en la lucha contra la VO) hemos intentado alzar nuestras voces y luchar contra lo que creíamos que no se estaba llevando a cabo correctamente.

Me gusta pensar que en algunos casos lo hemos conseguido. En mi hospital, por ejemplo, puedo decir con orgullo que fuimos de los primeros centros de Cataluña en permitir la entrada de acompañantes en el parto (a solo 2 semanas del 1r confinamiento), nunca separamos al binomio bebé-madre pese al resultado positivo, no modificamos nuestros protocolos de inducción/cesárea electiva, aumentamos la tasa de lactancia materna y alta precoz a domicilio con visita posterior de las matronas a sus domicilios …

Muchas mujeres creen que haber tenido una cesárea previa les condiciona a parir de nuevo por cesárea. En cambio, un parto vaginal post cesárea es probable y aconsejable, ¿es así?
El parto vaginal tras una cesárea previa se considera un proceso seguro, cuando se puede ofrecer un buen control, y con alta tasa de éxito (de hasta 75-85% en pacientes de bajo riesgo).

En cambio, en las casas de parto, no haber tenido una cesárea previa sigue siendo una condición para poder acceder a ellas. ¿Debería cambiar esto?
El parto vaginal tras una cesárea previa tiene un riesgo inherente de rotura uterina, complicación que puede ser muy grave e ir asociada a la muerte de mamá y bebé. Cuando un parto se da de forma espontánea sin intervencionismo médico en una paciente de bajo riesgo, este evento es prácticamente inexistente, presente en menos de 1 cada 100 partos; incluso menor que otras complicaciones como la hemorragia postparto, que si se asumen en las casas de parto.

Creo en el poder de decisión de la madre, así que con todas los riesgos y beneficios encima de la mesa, es ella la que debería tomar la decisión; no un protocolo preestablecido y aplicable de forma indiscriminada a todas las gestantes. La personalización es la clave del éxito.

Muchas mujeres que han sufrido VO se planetan parir en casa en sus segundos partos. ¿Qué opinas al respecto?
Siempre que se realice con un buen acompañamiento, mediante matronas formadas y acreditadas, el parto en casa ya se ha demostrado seguro y con una mejor satisfacción personal en muchos casos.

¿Debería incluir el sistema sanitario el acompañamiento de partos en casa?
Desconozco los entresijos que esto podría suponer a nivel político y económico, pero si es viable para el sistema, por descontado que debería ser una opción. Muchos otros países disponen de la posibilidad, demostrándonos con años de evidencia que es una gran alternativa para los partos de bajo riesgo.

 ¿Cuál debería ser el reto de las instituciones públicas en la lucha por el parto respetado?
La OMS ha llamado “humanizado” al modelo de atención del parto que pretende tomar en cuenta de manera explícita y directa, las opiniones, necesidades y valoraciones emocionales de las mujeres y sus familias en procesos de atención del embarazo y el parto. Para ello, las instituciones deben favorecer la formación de los profesionales, no solamente en un ámbito científico-técnico, sino también en formación a nivel emocional y psicológica, además de en entendimiento de la fisiología.

Se debe favorecer la creación de espacios físicos acordes a estas necesidades. Se debe invertir en un sistema de atención lo más personalizada e individualizada posible.

Necesitamos suficientes profesionales formados y sensibilizados. Necesitamos apoyo de las instituciones para que así sea.

Un parto en el cual la mujer y su familia elijan la manera de dar a luz, donde se oigan sus dudas y respeten sus decisiones, es un parto en que la madre confiará en su cuerpo y sus posibilidades. Esto es lo que permitirá que su vivencia del parto sea considerada respetada.